Soy alguien a quien le fascina intentar deconstruir la relación interconectada entre las identidades y cómo se relacionan con nuestras experiencias vividas. Como estudiante de estudios de la mujer, he tenido la oportunidad de analizar el impacto de la televisión y las películas en la audiencia de formas interesantes, a menudo discutiendo la importancia de la representación de las minorías. Sin embargo, nunca antes había explorado una forma de medios como las telenovelas. Me siento fuera de mi elemento de alguna manera porque aprender sobre las telenovelas me ha hecho darme cuenta de que no puedo imponer mi perspectiva sobre la forma en que otras culturas experimentan la política, la cultura, los medios y identidad. Y esperaba escribir mi entrada de blog sobre la representación y la identidad en las telenovelas, sin embargo, después de la discusión de hoy sobre el consumo, me siento obligado a discutir este tema.
Al principio, mientras veía el documental hoy en clase, me sorprendió que las telenovelas pudieran ser tan poderosas para el público y ser utilizadas como instrumentos de poder. Sin embargo, esto me hizo reflexionar sobre nuestros propios medios en los Estados Unidos, y cómo la ficción puede alterar la realidad o cómo las personas poderosas son capaces de tomar el control de las narrativas para cambiar las opiniones del público. Como decían, la comunicación es tiránica, y no se puede tener una democracia real si alguien es capaz de convencer al pueblo de que los medios de comunicación son enemigos del pueblo. Mi corazón se hundió cuando escuché esto porque estaba muy relacionado con nuestra situación reciente con el presidente anterior Trump. Independientemente de la afiliación política de cualquiera, es un hecho, no una opinión, que el presidente Trump inició una guerra contra los medios y el periodismo, popularizando el término "noticias falsas". Me gustaría pensar que puedo observar y discutir objetivamente la existencia política y cultural de los Estados Unidos, pero también me he encontrado diferenciando nuestra situación de otras porque se nos inculcó que somos una verdadera democracia. Cuando, en realidad, somos tan susceptibles de ser manipulados por quienes están en posiciones de poder como cualquier otro país o pueblo.
Medios como las telenovelas tienen la capacidad de moldear la realidad de sus espectadores. Por ejemplo, en el documental, hablaron del asesinato de la estrella de telenovelas Daniella Pérez. Por el predominio de la telenovela y el poder de la cadena, su muerte eclipsó un hecho tan importante como el juicio político presidencial. Esto también me recordó la escena que comentamos en “Cosita Rica” donde recrearon la famosa experiencia de una mujer golpeada por la Guardia Nacional. El Dr. A mencionó que algunas personas recuerdan la cronología de esos eventos de manera diferente. Algunas personas creen que la telenovela llegó antes del evento real y, por lo tanto, predijo la realidad. Pero así es como los medios de comunicación y las telenovelas que tanto prevalecen en la cultura latinoamericana pueden alterar la realidad, aunque sea un pequeño detalle. Estos detalles pueden acumularse y, eventualmente, cambiar las opiniones de las personas. Ninguna persona o grupo debería ser capaz de controlar los medios que consumimos o lo que creamos, y es interesante analizar las formas en que los medios que consumimos pueden convertirse en parte de nosotros.
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